martes, 11 de diciembre de 2007
Gente de Barrio
Cuando yo era un niño, me acuerdo que existían en la habana no mas de cuatro o cincos desahuciados locos famosos, bueno que yo conozca, eso era parte del folklore nacional todos comentaban en la guagua, allí va la china! ella era una especie de circo andante llevaba la cara pintada como un payaso y le gustaba hablar con todos los chóferes hacer chistes y poner aquel lugar ardiendo (las guaguas) existía un ambiente oportuno para la risa, no se, a lo mejor es mi impresión de aquellos tiempos. La vi. en las ruta 37 y la 15 (la víbora) varias veces, la recuerdo de esa zona. En aquellos años mi madre trabajaba en una fabrica de juguetes Muñecas y Limpita por palatino , los juguetes eran horribles plástico y Madera yo solía estar solo con mi madre los domingos en aquel lugar inmenso y lleno de aserrín, cuando ella hacia guardia yo hacia funcionar las maquinarias al trabajador que jugaba, pero detestaba tanto esos juguete porque veia a mi madre trabajar como técnica en ese lugar de polvo y obreros perdidos en consignas, por aquellos días las tiendas se abarrotaban de juguetes chinos, eran los años de la barbarie, de los rusos y el Cochinito del básico, no básico, y el dirigido.
También estaba guaguita, otros de los personajes habaneros que andaba con un radio (Vef 205) en la mano y cojeaba, el hacia la misma ruta de la 2 ( parraga) caminaba kilómetros y hasta sus compañeros del paradero le decían que se apartase de la vía, en su sueño de ser chofer, y tener contacto con los pasajeros de su espacio, su empeño murió como transeúnte en un accidente de trafico, creo que en las cercanías de el cruce ferroviario de Víbora Park.
A lo mejor discrepe con algún que otro historiador, pero no tengo la misma opinión acerca del Caballero de Paris, dicen que dormía en 12 y 23, pero antes lo hacia en la pizzería de San Lázaro e Infanta, o mejor dicho el cantero de la taberna checa, mi padrastro, marinero, venia de viaje y después de tristes meses de trabajo con un salario de dollar por día, necesitaba ver la habana de frente y por dentro, y yo con un poco mas de privilegios que otros miraba desde la puerta del restauran Moscú o desde la ventana de la taberna checa y ahí tirado entre sus cartones impresos de texto el Caballero de Paris, era un show con su pelo echo una mota y su estalaje de ripios, aun guardo su hedor del tufo que desprendía, la policía no paraba de arrestarlo y la gente le hacia circulo para ver lo extravagante del arresto , un día me entere que Celia Sánchez Manduley le había dado una carta para que comiera gratis en cualquier establecimiento del estado, muchas veces lo vi., merodeando por el wakamba 23 y O y en sobradas ocasiones, por La Pelota, que por aquel momento hacían las mejores pizza de la época, todo lo bonito de la historia lo leo ahora y me sorprendo.
Años mas tarde ya un adolescente… ven que de locos al folklore va un gran trecho! conozco a uno que por la inexistencia de flores, recoge hierva en la esquina mas conocida por (la loma 25 y N vedado, donde mataperreábamos de fiñe) el todas las mañanas despierta al niño que jugaba y abraza en sus manos un mazo tierno de su paraíso, con sus pantalones desabrochados y hasta las rodillas, pero eso si! muy correcto, es un buen hombre no se mete con nadie!, dice el presidente del comité y continua diciendo, sabes que? era profesor de matemática en la universidad,
El Tigre es otro de los del barrio, carismático, patriota, popular, como la china la diferencia de este es que era un adicto al ron del trópico. Según cuentan las historias este señor, estuvo en la clandestinidad con otros revolucionarios, en la época de la lucha contra Fulgencio Batista, conoció a muchos dirigentes del directorio revolucionario y de la clandestinidad. Se dedicaba a contar anécdotas en los bares y cuando se emborrachaba, decía sus secretos a gritos quería tener algún impacto en la gente, pero ellos reían a sus locuciones de inmediato, y le decían: tigre olvídate de eso que tu no vas a arreglar el mundo! el asunto es que cuando nadie le creía entonces empezaba el enojo y la frustraciones entre el alcohol y el bullicio, hasta terminar recostado a la barra o en el piso del bar Silvia en el cuchillo de San Francisco y la calle vapor, donde termino sus últimos días, muerto redondo, y donde otros difuntos de la emisora radio progreso, solían darse tragos entre alegrías de sobremesas y nocturno
zorba
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario